El Mercado Negro de las Criptomonedas

Mercado Negro

Las criptomonedas y el mercado siempre han estado muy vinculadas.

El mundo online se ha convertido, por méritos propios, en el eje central de nuestras vidas, rigiendo no solo nuestro empleo, redes sociales, comunicaciones o compras, sino también la propia economía. Esto es algo ha sido posible gracias a la globalización, y sus beneficios para con la sociedad son más que evidentes.

Sin embargo, ha sido, y es, también el coto de caza perfecto para organizaciones criminales y terroristas que, a través de la Deep Web, la Dark Web y los Black Markets, entre otros, han llevado a cabo algunos de los golpes más importantes de la historia, así como la financiación de grupos terroristas que han sesgado la vida de miles de personas en todo el mundo.

De forma habitual, aunque a veces resulta complicado, autoridades y expertos pueden rastrear a estas organizaciones y llegar a dar con ellos. Pero cuando las criptomonedas, la tecnología blockchain y la descentralización entran en la ecuación, la tarea se vuelve mucho más complicada.

¿De donde viene la relación de Criptomonedas con el Mercado Negro?

Las criptomonedas, con el Bitcoin a la cabeza, también han sido usadas por ciberdelincuentes en las mencionadas Deep Web y Dark Web, llegando a lugares en los que se pueden comprar y vender cualquier producto o servicio, financiar grupos extremistas o blanquear capitales, entre otras acciones.

A pesar de la inherente seguridad que implican las criptomonedas y los tokens asociados a ellas, sus propias características han hecho que, al igual que ocurrió en su día con el dinero electrónico, sea uno de los medios preferidos por este tipo de delincuentes. Sin embargo, el compromiso de la comunidad, junto al esfuerzo de las autoridades, han permitido desmantelar algunas de estas redes con una celeridad inédita.

¿Por qué perder la contraseña nos puede hacer perder todo nuestro dinero?

A priori, afirmar que perder la contraseña de nuestro wallet de criptomonedas y financiar grupos yihadistas, o contratar sicarios, parece no tener relación y, de hecho, de forma directa no tiene por qué tenerla, pero muchas de las cualidades de las criptomonedas son empleadas, de forma habitual, por parte de delincuentes.

Uno de los principales problemas a los que se enfrenta cualquier usuario de criptomonedas es, precisamente, a la pérdida de las contraseñas de los wallets -monederos- que tengan, tanto en determinados Exchanges como en las denominada cold wallets, que son memorias externas en las que podemos guardar nuestras criptomonedas, y cuyos beneficios no son solo fiscales, también lo son en materia de seguridad.

Sin embargo, de forma generalizada, la pérdida de contraseñas se ha convertido en un verdadero problema para muchos usuarios. En muchos monederos o Exchanges no existe la opción de recuperar contraseña, o de acceder mediante otros métodos a nuestras criptomonedas, por lo que el olvido o pérdida de la clave de acceso podría implicar la pérdida total de las criptomonedas.

Muchas personas que en su día invirtieron en Bitcoin y Ethereum, dos de las criptomonedas más populares y valoradas que existen, no han podido disfrutar del fulgurante ascenso de dichas criptodivisas debido, precisamente, a que olvidaron la clave para acceder a las mismas, o bien perdieron el lugar en el que anotaron la contraseña.

En esta tesitura, los usuarios afectados han intentado, por todos los medios, intentar averiguar sus claves, algunos con éxito, otros sin él, dejando de ganar, por el camino, millones de dólares. Mientras muchos usuarios -sobre todo, forman parte de los pioneros del mundo de las criptomonedas- intentan averiguar sus claves, la inversión sigue fluctuando, por lo que no solo no pueden reinvertir las propias criptos, sino que pueden estar ganando mucho dinero, o todo lo contrario.

Criptomonedas como Bitcoin (BTC), Ethereum (ETH), e incluso Ripple (XRP), han dado la oportunidad de ganar mucho dinero en muy poco tiempo a sus usuarios, y algunos de estos ni siquiera lo saben, o ni siquiera han podido hacer nada para retirar los fondos, o reinvertirlos en otras criptodivisas. La pérdida, sustracción u olvido de una clave del monedero afecta, en el caso del Bitcoin, al 20%, pero es extensible a otros tipos de criptomonedas.

El anonimato: parte de la naturaleza de las criptomonedas.

Es evidente que Bitcoin, por su condición de criptomoneda pionera, y por su altísima rentabilidad, es la que marcó la pauta a este respecto. Su creador, la persona -o personas- que se esconde bajo la identidad de Satoshi Nakamoto, estableció que la principal ventaja de Bitcoin era, precisamente, que permite que cualquier persona, en cualquier lugar del mundo, pudiera operar con la criptomoneda, sin que ningún gobierno, autoridad o entidad pudiese intervenir para regular o sancionar al usuario.

La propia tecnología blockchain es la que permite este tipo de naturaleza en el Bitcoin y otras criptomonedas. Así, la descentralización, el anonimato, la ausencia de intermediarios, el bajo coste y la seguridad de tokens y smart contracts, se basan, en cierto modo, en que la contraseña de acceso únicamente es conocida por la persona que creó el monedero de criptomonedas que, además, no tiene la obligación de revelar su identidad. Sin embargo, dentro de las garantías que ofrecen las criptomonedas, este aspecto ha generado que usuarios olviden, pierdan o sean víctima de robos -en el 99% de forma física- de las claves del monedero, perdiendo con ello la posibilidad de acceder al mismo, e implicando no poder operar de ninguna forma.

Al contrario de lo que ocurre con sistemas como PayPal o las apps bancarias ordinarias, en la mayoría de casos de monederos de criptomonedas, no es posible recuperar la clave, o generar una nueva, de ninguna otra forma, aunque es cierto que cada vez más Exchanges y empresas sí que permiten esta opción.

Las ventajas de las criptomonedas: usadas como armas por ciberdelincuentes.

Precisamente, estas virtudes que permiten operaciones seguras, sencillas, confidenciales y sin intermediarios, han sido usadas por ciberdelincuentes a la hora de realizar sus actividades ilícitas. La posibilidad de realizar operaciones, ya sean pagos, cobros, inversiones o blanqueo de capitales, sin revelar la identidad han motivado que las criptomonedas se usen, de forma habitual, en los Black Markets de la Deep Web, a la hora de comprar o vender artículos ilegales, drogas, armas, pornografía, e incluso financiación de grupos terroristas.

Ahí donde en las operaciones tradicionales bancos y autoridades pueden intervenir hasta dar con la persona, u organización, que se encuentra tras las mismas, en el mundo de las criptomonedas esto es mucho más complicado, máxime cuando algunas de estas acciones se llevan a cabo en países como China, Irán o Venezuela.

El caso de Silk Road, en 2012, es quizá el más famoso de lo relativo a la ciberdelincuencia y las criptomonedas.. Activo entre 2011 y 2013, fue un mercado negro en el que se vendían, principalmente, drogas, las cuales se pagaban, a su vez, con bitcoins. Los usuarios de Silk Road podían tanto comprar como vender casi todo aquello que quisieran, y llegó a mover más de 22 millones de dólares al año.

En algún estadio de la Deep Web, en Silk Road se podía adquirir marihuana, cocaína, heroína, LSD, metanfetaminas, etc., de hecho, prácticamente se podía comprar cualquier tipo de drogas. Una macro operación llevada a cabo por la DEA (Drug Enforcement Administration) de Estados Unidos, llegó a dar con su supuesto creador, Ross William Ulbricht, un ingeniero informático de Texas, al que se condenó a dos cadenas perpetuas y 40 años de prisión.

Dado que es tremendamente complicado rastrear criptomonedas, la DEA pudo dar con Ulbricht gracias a que un usuario de Silk Road hizo un comentario en un foro acerca de Silk Road. Ese usuario resultó ser el mismo Ulbricht, que abrió la posibilidad a que la DEA lo rastrease hasta dar con él, ya que de otro modo hubiese sido imposible.

De hecho, estos ciberdelincuentes pueden haber hecho uso, en determinadas situaciones, de criptomonedas que pertenecían a usuarios a los que les han sido sustraídas sus claves, bien mediante el hackeo del dispositivo -ordenador personal, smartphone o tablet-, o bien mediante la sustracción directa del documento en el que tenían anotadas dichas claves. A pesar de la seguridad que implica todo lo relativo a las criptomonedas y sus operaciones, estos métodos escapan de la autorregulación de las criptos, ya que se trata de métodos habituales de pirateo y/o robo.

El New York Times, en su edición del 12 de enero de 2021, recoge el testimonio del ingeniero alemán Stefan Thomas, que perdió el papel en el que escribió la contraseña de su wallet de criptomonedas, a pesar de que seguía teniendo rentabilidad con otros wallets, pero que temía porque este hubiese caído en malas manos.

Los tiempos han cambiado, y la popularización de las criptomonedas ha traído Exchanges cada vez más sofisticados, que dan un mayor servicio a los usuarios. Aunque la mayor parte de ellos suelen cobrar una pequeña comisión, los usuarios pueden operar sin problemas en los mismos, así como recuperar sus claves de acceso y evitar, en todo momento, que sus criptos acaben en manos de ciberdelincuentes a través de la pérdida o el robo de sus contraseñas.

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